Devocional Diario: Corazón cerrado - Esteban acusa al consejo de tener corazones y oídos duros para con la Palabra de Dios

Devocional Martes 18 de Octubre de 2011

Corazón cerrado

Ora

Padre, abre mis oídos. Hoy deseo prestar a atención a tus consejos y honrarte con mis acciones.

Lee

Esteban acusa al consejo de tener corazones y oídos duros para con la Palabra de Dios.

Hechos 7.23-53
23 »Cuando Moisés tenía cuarenta años, decidió ir a visitar a los israelitas, porque eran de su propia nación. 24 De pronto, vio que un egipcio maltrataba a un israelita. Sin pensarlo mucho, defendió al israelita y mató al egipcio.
25 »Moisés pensó que los israelitas entenderían que Dios los libraría de la esclavitud por medio de él. Pero ellos no pensaron lo mismo. 26 Al día siguiente, Moisés vio que dos israelitas se estaban peleando. Trató de calmarlos y les dijo: “Ustedes son de la misma nación. ¿Por qué se pelean?”
27 »Pero el que estaba maltratando al otro se dio vuelta, empujó a Moisés y le respondió: “¡Y a ti qué te importa! ¿Quién te ha dicho que tú eres nuestro jefe o nuestro juez? 28 ¿Acaso piensas matarme como al egipcio?”
29 »Al oír eso, Moisés huyó de Egipto tan pronto como pudo, y se fue a vivir a Madián. En ese país vivió como extranjero, y allí nacieron dos de sus hijos.
30 »Pasaron cuarenta años. Pero un día en que Moisés estaba en el desierto, cerca del monte Sinaí, un ángel se le apareció entre un arbusto que ardía en llamas. 31 Moisés tuvo mucho miedo, pero se acercó para ver mejor lo que pasaba. Entonces Dios, con voz muy fuerte le dijo: 32 “Yo soy el Dios de tus antepasados. Soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.”
»Moisés empezó a temblar, y ya no se atrevió a mirar más. 33 Pero Dios le dijo: “Quítate las sandalias, porque estás en mi presencia. 34 Yo sé muy bien que mi pueblo Israel sufre mucho, porque los egipcios lo han esclavizado. También he escuchado sus gritos pidiéndome ayuda. Por eso he venido a librarlos del poder egipcio. Así que prepárate, pues voy a mandarte a Egipto.”
35 »Los israelitas rechazaron a Moisés, y le dijeron: “¿Quién te ha dicho que tú eres nuestro jefe o nuestro juez?” Pero Dios mismo lo convirtió en jefe y libertador de su pueblo. Esto lo hizo por medio del ángel que se le apareció a Moisés en el arbusto.
36 »Con milagros y señales maravillosas, Moisés sacó de Egipto a su pueblo. Lo llevó a través del Mar de los Juncos, y durante cuarenta años lo guió por el desierto. 37 Y fue Moisés mismo quien les anunció a los israelitas: “Dios elegirá a uno de nuestro pueblo, para que sea un profeta como yo.”
38 »Moisés estuvo con nuestros antepasados en el desierto, y les comunicó todos los mensajes que el ángel de Dios le dio en el monte Sinaí. Esos mensajes son palabras que dan vida.
39 »Pero los israelitas fueron rebeldes. No quisieron obedecer a Moisés y, en cambio, deseaban volver a Egipto.
40 »Un día, los israelitas le dijeron a Aarón, el hermano de Moisés: “Moisés nos sacó de Egipto, pero ahora no sabemos qué le sucedió. Es mejor que nos hagas un dios, para que sea nuestro guía y protector.”
41 »Hicieron entonces una estatua con forma de toro, y sacrificaron animales para adorarla. Luego hicieron una gran fiesta en honor de la estatua, y estaban muy orgullosos de lo que habían hecho. 42 Por eso Dios decidió olvidarse de ellos, pues se pusieron a adorar a las estrellas del cielo.
»En el libro del profeta Amós dice: “Pueblo de Israel, durante los cuarenta años que anduvieron por el desierto, ustedes nunca me presentaron ofrendas para adorarme. 43 En cambio, llevaron en sus hombros la tienda con el altar del dios Moloc y la imagen de la estrella del dios Refán. Ustedes se hicieron esos ídolos y los adoraron. Por eso, yo haré que a ustedes se los lleven lejos, más allá de Babilonia.”
44 »Allí, en el desierto, nuestros antepasados tenían el santuario del pacto, que Moisés construyó según el modelo que Dios le había mostrado. 45 El santuario pasó de padres a hijos, hasta el tiempo en que Josué llegó a ser el nuevo jefe de Israel. Entonces los israelitas llevaron consigo el santuario para ocupar el territorio que Dios estaba quitándoles a otros pueblos. Y el santuario estuvo allí hasta el tiempo del rey David.
46 »Como Dios quería mucho a David, este le pidió permiso para construirle un templo donde el pueblo de Israel pudiera adorarlo. 47 Sin embargo, fue su hijo Salomón quien se lo construyó.
48 »Pero como el Dios todopoderoso no vive en lugares hechos por seres humanos, dijo por medio de un profeta:
49 “El cielo es mi trono;
sobre la tierra apoyo mis pies.
Nadie puede hacerme una casa
donde pueda descansar.
50 Yo hice todo lo que existe.”»
51 Antes de terminar su discurso, Esteban les dijo a los de la Junta Suprema:
—¡Ustedes son muy tercos! ¡No entienden el mensaje de Dios! Son igual que sus antepasados. Siempre han desobedecido al Espíritu Santo. 52 Ellos trataron mal a todos los profetas, y mataron a los que habían anunciado la venida de Jesús, el Mesías, al que ustedes traicionaron y mataron. 53 Por medio de los ángeles, todos ustedes recibieron la Ley de Dios, pero no la han obedecido.

Medita

Esteban expone ante el consejo el llamamiento de Moisés. Al igual que Moisés, nosotros como creyentes no podemos aceptar que se cometan injusticias contra las personas. Sin embargo no podemos hacer justicia por medio de nuestras propias manos. Moisés, al ser rechazado por un israelita que sabía lo sucedido con el egipcio, se fue al exilio. Allí fue llamado por Dios para liberar a su pueblo de la esclavitud en Egipto. Nosotros también, después de cometer alguna falta o injusticia ante los ojos de Dios, debemos retirarnos y estar a solas para orar, y encontrarnos con Dios y su justicia. Él nos ama y es misericordioso, y siempre esta dispuesto a perdonar y limpiarnos de toda maldad por medio de la preciosa sangre de nuestro Señor Jesucristo, derramada por nosotros en la Cruz.
Esteban, al denunciar a sus acusadores de tener corazones duros y oídos que rechazan la Palabra de Dios, nos hace recordar que Dios nuestro Padre está dispuesto a cambiar nuestros corazones y darnos su Espíritu. No debemos permitir que nuestro corazón se endurezca y que nuestros oídos se cierren para rechazar la Palabra de Dios. Si nos cerramos a Dios y no le permitimos el acceso a nuestra vida, el enemigo se encargará de llenarla de cosas que tarde o temprano traerán terribles consecuencias por habernos expuestos al peligro.
El pueblo de Israel tuvo que pasar 40 años en el desierto debido a su rebeldía y desobediencia a Dios. Recuerda: “Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de la esclavitud.” (Gá. 5.1).

Aplica

Busca al Señor en oración y llévale tus cargas; él esta dispuesto a perdonarte y darte un nuevo corazón y su Espíritu. ¿Te es fácil mantener un corazón abierto y dispuesto a seguir sus instrucciones? ¿Qué te distrae o impide que consagres tu vida al Señor?

Ora

Gracias Señor, por haberme perdonado en Cristo mi Señor y hacerme hijo tuyo. Ayúdame a perseverar en oración y en tu Palabra. ¡Quiero servirte compartiendo el evangelio!

Encuentro con Dios
Unión Bíblica
Todos los derechos reservados


Fuente: http://www.xn--campaalealabiblia-jxb.com/?cat=8

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