Devocional Miércoles 02 de Noviembre de 2011
La protección de Dios
Ora
Señor, quiero expresarme “con salmos, himnos y cánticos espirituales”. Enséñame con tu Palabra.
Señor, quiero expresarme “con salmos, himnos y cánticos espirituales”. Enséñame con tu Palabra.
Lee
Cuida las palabras de tu boca.
Salmos 12.1-8 12 (11)
Tú siempre nos proteges
(1) Himno de David.
Instrucciones para el director del coro: Este himno deberá cantarse acompañado de instrumentos de ocho cuerdas.
1 (2) Sálvanos, Dios mío,
pues ya no hay en este mundo
gente que te sea fiel.
2 (3) Todo el mundo dice mentiras
y unos a otros se engañan;
ahora dicen una cosa,
y luego dicen otra.
3 (4) Tú acabarás con esa gente
mentirosa y arrogante,
4 (5) con esa gente que dice:
«Lo que nos sobra es lengua;
sabemos hablar muy bien.
¡Nadie podrá dominarnos!»
5 (6) Pero tú mismo has dicho:
«La gente pobre y humilde
ya no aguanta tanto maltrato;
voy a entrar en acción
y los pondré a salvo».
6-8 (7-9) Dios mío,
tú siempre cumples tus promesas
y lo has demostrado una y otra vez.
Tus promesas son más valiosas
que plata refinada.
Podrá haber malvados en el mundo,
y la maldad ir en aumento,
pero tú siempre nos proteges
y nos defiendes de esa gente.
(1) Himno de David.
Instrucciones para el director del coro: Este himno deberá cantarse acompañado de instrumentos de ocho cuerdas.
1 (2) Sálvanos, Dios mío,
pues ya no hay en este mundo
gente que te sea fiel.
2 (3) Todo el mundo dice mentiras
y unos a otros se engañan;
ahora dicen una cosa,
y luego dicen otra.
3 (4) Tú acabarás con esa gente
mentirosa y arrogante,
4 (5) con esa gente que dice:
«Lo que nos sobra es lengua;
sabemos hablar muy bien.
¡Nadie podrá dominarnos!»
5 (6) Pero tú mismo has dicho:
«La gente pobre y humilde
ya no aguanta tanto maltrato;
voy a entrar en acción
y los pondré a salvo».
6-8 (7-9) Dios mío,
tú siempre cumples tus promesas
y lo has demostrado una y otra vez.
Tus promesas son más valiosas
que plata refinada.
Podrá haber malvados en el mundo,
y la maldad ir en aumento,
pero tú siempre nos proteges
y nos defiendes de esa gente.
Medita
Dios está muy atento a las palabras de nuestros labios, ya que por las palabras seremos condenados o justificados. También con las palabras podemos dar vida o matar (Pr. 18.21). Nuestro hablar debe ser muy diferente al común de la gente que nos rodea. A nuestro alrededor, en vez de oír las limpias palabras de Jehová (6), acostumbramos a oír palabras mentirosas, lisonjeras, vanagloriosas, o jactanciosas y altivas. Muchas de esas palabras duelen al oído del hijo de Dios y lo oprimen en gran manera.
El salmista sólo desea la intervención de Dios (5) y es como si preguntara: ¿Cuánto tiempo más debe sufrir el pobre y el menesteroso? La respuesta no se hace esperar: ¡No mucho! El Señor promete levantarse y poner a salvo a quienes por ello suspiran (6). También los guardará y preservará para siempre de esta maligna generación (7). ¡Qué consuelo tan grande!
El Señor ha prometido levantarse a favor de los que en él esperan, y así lo hará. ¿Pero qué hay de nosotros? ¿Nos levantaremos para proclamar a voz en cuello las “palabras limpias de Jehová”, para anunciar la justicia del Señor? Frente a tanta injusticia imperante en nuestro mundo, no podemos quedarnos callados. Esta generación necesita urgentemente escuchar las buenas nuevas de Cristo. Es nuestra responsabilidad alcanzar a cuantos podamos con el mensaje de la cruz, mensaje de justicia y paz.
El Señor no sólo destruirá a la “boca malvada”, sino que avergonzará a la “boca cerrada”.
Aplica
¿Se puede percibir con claridad la diferencia entre tu hablar y el hablar mundano? ¿Hablas siempre con gracia a fin de agradar a los oyentes? Analiza tus conversaciones. ¿Son edificantes? ¿Has levantado tu voz en defensa de los pobres y menesterosos?
¿Se puede percibir con claridad la diferencia entre tu hablar y el hablar mundano? ¿Hablas siempre con gracia a fin de agradar a los oyentes? Analiza tus conversaciones. ¿Son edificantes? ¿Has levantado tu voz en defensa de los pobres y menesterosos?
Ora
Oh Dios, quiero confesar con mi boca que ¡Jesús es el Señor!
Oh Dios, quiero confesar con mi boca que ¡Jesús es el Señor!
Encuentro con Dios
Unión Bíblica
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Fuente:http://www.xn--campaalealabiblia-jxb.com/?cat=8
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