La Hermenéutica: Cómo Interpretar la Biblia


  • Definición: "La Hermenéutica" es el estudio de los principios y directrices para interpretar correctamente la Biblia. Es el arte de la correcta interpretación de la Biblia.

El comprender algunos principios básicos para el estudio bíblico te ayudará enormemente a evitar el error, especialmente en lo que respecta a los textos bíblicos más difíciles, te ayudará a aprovechar con mayor riqueza de tu estudio bíblico personal, y te ayudará a explicar las verdades bíblicas a los demás correctamente y con mayor eficacia. Por supuesto, no existe un método sencillo que permita que nuestras interpretaciones de cada versículo de la Escritura sean absolutamente perfectas, incluso aunque emplees los mejores métodos de la hermenéutica todavía cometerás errores, ya que, después de todo, somos sólo seres humanos que aún no conocemos todo (1 Cor. 13:12). El Señor entiende nuestro conocimiento limitado y nuestra tendencia de hacer errores de juicio a menudo y Su gracia es suficiente, llamándonos a no confiar en nuestra propia sabiduría, sino que solo tengamos fe como un niño en Él. Sin embargo, diciendo esto, teniendo un dominio básico de algunos de estos principios, sin duda, te ayudará a ser un mejor estudiante de la Palabra de Dios.


LA INTERPRETACIÓN ADECUADA ES NUESTRA PRIORIDAD

Si verdaderamente amamos al Señor, y verdaderamente tenemos el temor de Dios en nosotros, entonces debería ser nuestra gran prioridad interpretar correctamente la Biblia. El Señor mismo dijo:


  • Pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra. – Isaías 66:2b

Si queremos que Dios nos mire con favor, además de tener humildad, pobreza de espíritu, y la sensibilidad al pecado, tenemos que ser personas que "tiemblan" a Su palabra. Esto habla de la necesidad de tener una profunda reverencia, respeto y temor por la Palabra de Dios y por los mandamientos que se encuentran en ella. Y si de verdad "temblamos" a la Palabra de Dios y tenemos el temor de Dios en nosotros, entonces vamos a tener un gran deseo de conocer Su Palabra e interpretarla correctamente. "El principio de la sabiduría es el temor del SEÑOR" (Pro. 9:10), y su temor en nuestros corazones nos hará tener un gran respeto y reverencia por Su Palabra. Esto significa que el que realmente camina con Dios tiene un gran interés para la doctrina correcta, porque tiembla ante la idea de pecar contra o corromper la Palabra de Dios. Así que el temor de Dios en nuestros corazones debe hacernos tener mucho cuidado en la interpretación de las Escrituras correctamente, al igual que el apóstol Pablo le encargo a Timoteo:

  • Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.–2 Timoteo 2:15

Pablo le estaba diciendo a Timoteo que fuera diligente para presentarse aprobado delante de Dios manejando la Palabra de Dios con precisión. Esto incluye la interpretación de las Sagradas Escrituras correcta y obedeciéndolas.

Mucha gente piensa que "añadir" o "quitar" a las Escrituras únicamente significa literalmente borrar palabras o de tomar una pluma y escribir palabras en el Canon de la Escritura. Sin embargo, muchas almas ignorantes que dicen amar y usar los 66 libros del verdadero Canon de las Escrituras son frecuentemente culpables de añadir y quitar de la Palabra de Dios. Los fariseos "añadieron" y "quitaron" a las Escrituras, no literalmente, pero haciendo honor a sus tradiciones religiosas más que a la Palabra de Dios (ver Marcos 7:9). Siguieron sus tradiciones como si fueran la palabra de Dios, por lo que ellos "agregaron" a los mandamientos de Dios, y descuidaron la obediencia a la Palabra de Dios por el bien de mantener sus tradiciones, así "quitaron" los mandamientos que no les gustaba. La gente de hoy "añade" a la Palabra de Dios cada vez que obligan a los demás a cumplir tradiciones religiosas que no se enseñan en las Escrituras, y "quitan" de la Palabra de Dios cada vez que rechazan voluntariamente a obedecer los mandamientos claros contenidos en las Escrituras. No queremos ser culpables de hacer esto, así que debemos ser muy diligentes para interpretar correctamente la Biblia para que podamos saber lo que Dios realmente requiere de nosotros.
 
EL GRAN REQUISITO PREVIO DEL ESTUDIO BÍBLICO

 El primer paso para un estudio bíblico exitoso es nacer de nuevo (Jn. 3:3). La Biblia es un libro sagrado y espiritual. Si sigues siendo un hombre impío, natural, sin el Espíritu de Dios viviendo en ti, no serás capaz de comprender realmente la sustancia espiritual de la Biblia ni vas a ser bendecido por su poderosa verdad.
  • Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. –1 Corintios 2:14
  • Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden. –Romanos 8:7

El hombre caído, en su estado natural, está en ruinas a causa del pecado. Incluso su mente está dañada a causa del pecado, y la oscuridad de la ignorancia ha sustituido el conocimiento de Dios (Ef. 4:18). Satanás lo ha cegado para no recibir la verdad de Dios (2 Cor. 4:4). Por tanto, la única manera de entender realmente la Escritura es por tener la barrera del pecado quitado y destruyendo el reino de Satanás en su vida. Gracias a Dios, el Evangelio de Jesucristo proporciona esta victoria que necesitamos. Él vino "para deshacer las obras del diablo" (1 Juan 3:8), de manera que podemos tener nuestros pecados quitados y recibir el don del Espíritu Santo por fe. Cuando naces de nuevo, el Espíritu Santo viene a vivir dentro de ti (Eze. 36:27). Él es el que va a iluminar tu mente para recibir la verdad de la Palabra de Dios.
  • Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. –Juan 16:13

Si hay un libro normal que es muy complicado, la mejor manera de entenderlo sería ir directamente al autor que escribió el libro y preguntarle lo que él estaba tratando de enseñar. Pero para hacer esto significa que uno tendría que estar en contacto con el autor para poder preguntarle. De la misma manera, Dios el Espíritu Santo escribió las Sagradas Escrituras y, si queremos entender, entonces tenemos que estar en comunicación con Él. Esto sólo es posible a través de una relación personal, real y viviente con Él a través de Jesucristo y una vida reservada para sus propósitos. Antes de poder entender correctamente la Palabra de Dios y experimentar el poder de su verdad viviente, necesitas asegurarte que has renunciado y vuelto de todo pecado, y que crees y confías  solo en Cristo con todo tu corazón. Si no te has convertido y recibido la gran salvación ofrecida a través del Evangelio, entonces todavía estás muerto espiritualmente y tu mente esta oscurecida (Ef. 2:1, 4:18). Entrega tu vida a Jesucristo y búscalo hasta que sepas que te has convertido en una nueva criatura por Su poder. Luego podrás entender las cosas del Espíritu en la Palabra escrita.
 
OTROS 3 REQUISITOS PREVIOS PARA ESTUDIAR LA BIBLIA EFICAZMENTE 


1. Manos limpias y un corazón puro.
  • ¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo? El limpio de manos y puro de corazón. –Salmos 24:3-4a
  
Morando en la Palabra de Dios es un lugar santo, y para morar a allí, tenemos que estar en Cristo, que es nuestra santificación (1 Cor. 1:30), y parte de estar en Cristo es caminar en la luz como él está en la luz con todos nuestros pecados puestos bajo la sangre (1 Jn. 1:7). Asegúrate de tener tus manos limpias-que no estés aferrado en algo que no le agrada a Dios. Y asegúrese de que tu corazón este puro, que realmente desees tener comunión con Dios y estar más cerca de Él. Nuestro deseo para estudiar la Biblia no debe ser sólo para empacar nuestro cerebro con conocimiento, sino para penetrar nuestro corazón con una revelación de Dios para que podamos conocerlo más. Manos que están ocupadas agarrando las cosas del mundo no tienen capacidad para comprender las verdades profundas del Espíritu, y los corazones que están contaminados con la conciencia de pecado no tienen capacidad para deleitarse en la santa verdad de Dios. Tenemos que abordar las Escrituras en nuestros estudios, como si nos estuviéramos acercándonos al Lugar más Santísimo, la presencia inmediata de Dios mismo.


2. Un hambre y una expectación de que Dios hable.
  • Desead como niños recién nacidos, la leche pura de la palabra, para que por ella crezcáis para salvación. –1 Pedro 2:2 (LBLA)

En este versículo, la palabra Griega para "deseo" está hablando más que solo querer algo, está hablando de intensamente anhelar algo, en este caso, la Palabra. Al igual que un bebé tiene un deseo intenso para leche para su sustento natural, necesitamos desear ardientemente la Palabra de Dios para recibir nuestro sustento espiritual. Mientras abordas el estudio de la Biblia, asegúrate de que tu corazón esté con hambre y anticipe que el Espíritu Santo te hable. Espera que el Espíritu Santo utilice la palabra escrita para ministrarte donde necesites Su toque más. Ve a él con tus preguntas, dudas, luchas, temores y tentaciones, y al leer la Palabra, espéralo hasta que te muestre la verdad con gran poder que cambiara tu corazón y su situación. Tienes que tener tu corazón abierto para escuchar al Espíritu mientras lees y estudies, hambriento de Él para que te llene con su "tesoro escondido" (ver Pro. 2:1-5).


3. Oración para entender.

  • Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios. –Colosenses 1:9-10

Aunque no existe una norma expresa o mandamiento en la Escritura que específicamente nos diga que oremos antes de estudiar la Biblia, por lo general es un principio sabio para seguir. El apóstol Pablo oró constantemente por los creyentes en Colosas, pidiendo al Señor que los llenara de conocimiento, sabiduría y entendimiento espiritual, y que continuamente se mantuvieran creciendo en el conocimiento de Dios.

Constantemente debemos orar esta oración para nosotros mismos, pidiéndole a Dios que nos dé "el espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de Él” (Ef. 1:17). Nuestro objetivo principal en el estudio de las Escrituras es conocer la voluntad de Dios, así que tiene sentido orar seriamente antes de estudiar lo más posible para que el Espíritu Santo ilumine nuestros corazones y nuestras mentes y nos revele la voluntad de Dios para nuestras vidas vivificando la Palabra escrita. No importa que bien sigamos las reglas para la correcta interpretación, si el Espíritu Santo no nos abre nuestro entendimiento, no ganamos nada. Necesitamos ser enseñados por el Señor mismo (1 Jn. 2:27).
10 PRINCIPIOS BÁSICOS DE BUENA HERMENÉUTICA

El principio correcto de la hermenéutica se llama el enfoque histórico-gramático de interpretación. Este es un método que sigue las reglas gramaticales de la literatura, así como considerar los diversos contextos de cada pasaje de la Escritura. Ahora vamos a explicar algunos de los principios y normas que guían este enfoque al estudio bíblico. Recuerde que nuestro objetivo no es seguir solo uno de los siguientes principios cuando estudiemos un pasaje de la Escritura, sino poner todos en práctica lo más posible. Aunque los siguientes principios están divididos en diez categorías mayores, es importante señalar que cada una se superpone a la otra y todas se complementan entre sí y están estrechamente relacionados.

Por cada punto que es expresado, también se dará un ejemplo de la Escritura para ilustrarlo. De esta forma, podrás ver el principio puesto en práctica y obtener una mejor comprensión de cada principio.


#1: ¡Léela, léela, y léela otra vez!

Esta es la regla más importante que es absolutamente esencial para una buena interpretación. Escuche con atención: cuando se trata de interpretar la Biblia, la regla más importante es: ¡Léela, léela, y léela! Lee la Biblia en su totalidad regularmente. Lee cada libro, uno por uno de principio a fin. Y lee cada versículo cuidadosamente en su contexto.

Asegúrate que pases tiempo leyendo la Biblia todos los días, y léela una y otra vez mientras vivas. Haciendo esto te permitirá entender todo el consejo de Dios en Su Palabra escrita. Los reyes de Israel fueron instruidos a tener su propia copia personal de las Escrituras y que las leyesen todos los días de sus vidas:
  • Y cuando se siente sobre el trono de su reino, entonces escribirá para sí en un libro una copia de esta ley, del original que está al cuidado de los sacerdotes levitas; y lo tendrá consigo, y leerá en él todos los días de su vida, para que aprenda a temer a Jehová su Dios, para guardar todas las palabras de esta ley y estos estatutos, para ponerlos por obra. –Deuteronomio 17:18-19

El Señor mandó a los líderes de su pueblo a leer las Escrituras todos los días. Pero, por supuesto, esto no se aplica sólo a los reyes, líderes, pastores y predicadores, sino a todo el pueblo de Dios. Tenemos el enorme privilegio de tener nuestra propia copia de la Palabra escrita de Dios, y por lo tanto es nuestro deber apreciarla, aprender de ella y obedecerla. ¡Ten en cuenta que las palabras anteriores fueron dirigidas a los reyes de Israel, hombres que estaban muy ocupados gobernando los asuntos de una nación entera! Sin embargo, se les mandó a tomar tiempo cada día para estudiar la Palabra de Dios. Ahora bien, si el Señor espera que los reyes (que sin duda estaban más ocupados que cualquiera de nosotros) hicieran un tiempo de su agenda tan ocupada todos los días para leer Su Palabra, ¿cuánto más espera Él de nosotros?

La Biblia también nos habla de los de Berea. Se habla de ellos como "nobles" por su diligencia a poner todo a prueba con la Palabra escrita de Dios:
  • Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea. Y ellos, habiendo llegado, entraron en la sinagoga de los judíos. Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así. –Hechos 17:10-11

Presta atención que dice "escudriñando cada día". Todos los días, mientras escuchaban a Pablo predicar, escudriñaban la Palabra de Dios para ver si era cierto. Todos los días ellos se empapaban en la Palabra y los llevó a la verdad. Con tantos engaños en el mundo de hoy, y tantas diferentes religiones y doctrinas que se enseñan, es nuestro deber hacer lo que ellos hicieron y escudriñar la Biblia todos los días para que podamos saber la verdad. Probaron todas las cosas mediante la lectura de la Biblia. Nos haría bien hacer lo mismo. Necesitamos renovar nuestras mentes con la verdad de Dios constantemente y continuamente lavarnos en el agua de la Palabra (Ef. 5:26).

La Biblia nunca será tan antigua y anticuada que no podrá ser aplicada a nuestras vidas. La verdad de la Palabra de Dios es eterna y nunca pasará (Isa. 40:8). Cada vez que leas la Biblia tendrás más luz y entendimiento mientras que la Palabra de Dios te sea revelada (Sal. 119:130). Esto es porque verdaderamente es la Palabra de Dios y es viva y eficaz (Heb. 4:12). Contiene la mente de Dios, y por lo tanto es un tesoro que nunca podrá ser agotado. Continuará a revelar más y más de las cosas de Dios a la alma hambrienta que se alimenta diariamente del pan de la Palabra de Dios. Los cristianos más maduros son los que han pasado años leyendo la Palabra vez tras vez, y los mejores maestros en la iglesia son los que han leído la Biblia entera muchas, muchas veces y se están sumergiendo constantemente en la Palabra de Dios. Vas a poder interpretar y aplicar las Escrituras con eficacia cuando la conozcas profundamente. No hay un corto camino a la verdad. La sana doctrina y un conocimiento de Dios solo vendrán por constantemente leer, meditar y orar las palabras de la Escritura mientras que vivas una vida de obediencia práctica. 


# 2: Debes interpretar las Escrituras usando el sentido sencillo del lenguaje.

Esto significa que en todo tiempo debemos interpretar las Escrituras con el sentido sencillo y literal del lenguaje al menos que el pasaje claramente sea simbólico o figurativo. En el caso del lenguaje simbólico o de figuras retóricas, busca encontrar la verdad literal detrás de lo que el símbolo o la figura retórica representa, tomando cuidado especial de permitir que la Escritura interprete la Escritura.

Esto no es difícil. Por ejemplo, hay que ver Juan capítulo 3:
  • Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos. Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él. Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. –Juan 3:1-3  

Obviamente, los versículos uno y dos son completamente literales. Nicodemo fue un hombre real, realmente era un fariseo, y realmente vino a Jesús de noche y comenzó una conversación con Él al reconocer que Él venía de Dios. El sentido común de las palabras nos muestra que esto fue un acontecimiento real y literal. ¿Pero qué del versículo tres donde Jesús responde a Nicodemo y le dice que tiene que nacer de Nuevo? ¿Cómo debemos entender sus palabras? Obviamente no están hablando de un nacimiento literal y físico, puesto que el tal sería absurdo e imposible. Los versículos 3-6 dejan claro que Jesús está usando una figura retórica. El nuevo nacimiento que Nicodemo necesitaba experimentar no era uno físico, sino uno espiritual. Esto es confirmado por el contexto literario inmediato (los versículos que inmediatamente siguen en Juan capítulo 3) y por el más amplio contexto de la Escritura (el resto de la Biblia). Otros versículos respaldan esta interpretación también, como: Ezequiel 36:25-27, 2 Corintios 5:17, Gálatas 6:15, Santiago 1:18, 1 Pedro 1:3 y 1:23; para mencionar algunos. Por lo tanto, teniendo en cuenta el sentido sencillo del lenguaje, el contexto del pasaje, y el resto de la Biblia, tenemos que concluir que Nicodemo necesitaba nacer de nuevo espiritualmente por el poder del Espíritu de Dios para ser salvo. De esa conclusión, podemos hacer una aplicación más amplia, y aplicándola a las vidas de cada uno de nosotros. Estas palabras no solo fueron para Nicodemo, sino para todos nosotros. Es decir, nosotros también necesitamos nacer de nuevo para ser salvos. 

Entonces, ¿qué acabamos de hacer? Estábamos leyendo las Escrituras y aceptando el sentido sencillo y literal de las palabras. Pero cuando llegamos al versículo tres, y seguimos leyendo los siguientes versículos, se hizo obvio que la idea de “nacer de nuevo” no puede ser un nacimiento literal de entrar al vientre de nuestras madres y nacer una segunda vez. La sencilla lógica nos muestra que este es el caso, y el contexto de Juan 3 también, y el más amplio contexto de la Escritura. Entonces, dándonos cuenta que el leguaje era figurativo, inmediatamente buscamos encontrar la verdad literal detrás de este lenguaje figurativo.

Las Escrituras usan muchas hipérboles, metáforas, símbolos, descripciones visuales proféticas, poesía y cada otro modo de expresar el lenguaje. Cuando encontramos tales cosas, normalmente es muy obvio que son figuras retóricas. Pero, aun en el caso de tales figuras retóricas, no tenemos derecho de “espiritualizar” el texto e inventar alguna interpretación extraña o aplicación de nuestra propia imaginación. Debemos estudiar diligentemente en tales casos para encontrar la verdad detrás de las figuras retóricas representativas, y nuestra conclusión debe estar de acuerdo con el contexto del pasaje, lo que el resto de las Escrituras dicen, y debe tomar en cuenta los contextos históricos, geográficos, culturales, literarios y sociales lo más que sea posible.

Es importante recordar que los libros de la Biblia son inspirados por Dios, pero Dios escogió comunicarse con nosotros a través de los autores humanos usando el sentido normal del lenguaje humano. Las Escrituras fueron escritas con el propósito de revelar la verdad de Dios a la persona común. Él lo diseño de tal manera que los hombres podrían leerlas y entenderlas. Entonces, cuando las leas, simplemente cree lo que dicen, cree que son verdad, y cree que la intención de Dios es que sean entendidas. Compréndela literalmente, al menos que sea obvio que está usando una figura retórica o un tipo de símbolo. En ese caso, estudia para encontrar la verdad literal detrás de esa figura o símbolo.   
 
# 3: Reconoce que, hablando en términos generales, solo hay una interpretación para cada pasaje.

Esto quizás parecerá raro para algunos, pero este punto es de suma importancia. Cuando nos acercamos a un texto de Escritura, no debemos empezar por preguntarnos: “¿Qué significa esto para mí?” Como si pudiera significar algo único a ti y significar algo totalmente diferente a otra persona. Es decir, no debemos pensar que cada persona puede llegar a su propia interpretación del pasaje que sea distinto a las interpretaciones de todos los demás, y al mismo tiempo que todas las interpretaciones sean correctas a pesar de la falta de armonía entre ellas. Más bien, cuando examinemos un pasaje, lo primero que debemos preguntarnos es: “¿Qué quiso comunicar el autor original a los recipientes originales, tomando en cuenta sus trasfondos históricos, culturales y circunstancias únicas?” Si respondimos esa pregunta correctamente llegaremos a una interpretación adecuada del pasaje. Luego, después de establecer la interpretación correcta, podremos seguir y observar las similitudes entre la situación de ellos y la nuestra, y hacer aplicaciones más amplias que hablen directamente a nuestras vidas. Aunque cada pasaje de Escritura solo tiene una interpretación correcta (aunque esa interpretación puede ser compleja), el pasaje puede tener muchas diferentes aplicaciones personales que nos hablen directamente a nosotros en medio de nuestras situaciones del Siglo XXI.

Por ejemplo, hay que ver la declaración de Pablo en Filipenses, que a menudo es malinterpretada por muchos:
  • Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. –Filipenses 4:13

Al acercase a este texto con la mentalidad de, “¿Qué significa esto para mí?”—y al  mismo tiempo ignorar su contexto literario e histórico—muchos han inventado interpretaciones locas y erróneas. Un boxeador que dice ser cristiano está a punto de participar en violencia y golpear el rostro de su adversario hasta que le salga sangre y le dé una contusión, y mientras que se prepara para la pelea, dice: “¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece!” O un hombre decide empezar un negocio, y con avaricia en su corazón intenta ganar mucho dinero diciendo: “¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece!” Estas falsas interpretaciones son los resultados de arrancar este texto fuera de su contexto e interpretarlo a través del los ojos de uno. Y esto resulta en que la Palabra de Dios condone actividades pecaminosas—algo lejos de la intención de Pablo (y el Espíritu Santo) en escribir esas palabras. 

Más bien, miremos el contexto literario más grande del pasaje:
  • En gran manera me gocé en el Señor de que ya al fin habéis revivido vuestro cuidado de mí; de lo cual también estabais solícitos, pero os faltaba la oportunidad. No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Sin embargo, bien hicisteis en participar conmigo en mi tribulación. –Filipenses 4:10-14

Al ver el contexto inmediato, descubrimos que los filipenses fueron unos de las únicas iglesias que enviaron apoyo material al apóstol Pablo mientras que estaba viajando y predicando, e incluso sufriendo en una cárcel a causa de predicar el Evangelio (así estaba en el tiempo que escribió la epístola). Pablo está escribiendo aquí para demostrar su apreciación por sus regalos, pero deja claro que su motivo no es recibir sustancia material, sino ver a la iglesia florecer en buenos frutos que son aceptables a Dios. Luego dice que está lleno con el gozo del Señor (el tema de la epístola) y la paz de Cristo en cada situación, aun cuando está sufriendo aflicciones horribles. Él estaba contento en Cristo aun en medio de sufrimiento y falta de sustento físico, y se sentía igual cuando todo le estaba yendo bien (en lo físico). Entonces, cuando dijo, “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”, estaba diciendo que mientras que sufra persecución a causa del Evangelio, y mientras que sufra tribulaciones por su fe en Cristo, el Señor le daría fuerza en cada situación para tener fe y regocijarse en Él a pesar de lo que tenga que enfrentar.

Entonces el contexto nos enseña que Pablo está diciendo que no hay prueba que no puede vencer victoriosamente porque Cristo es su fuerza (ver 1 Cor. 10:13), y que ninguna situación temporal podría robarle su paz y gozo en el Señor (Fil. 4:7).

Esa es la única interpretación de Filipenses 4:13 (por su puesto, este es una explicación muy breve y se  pueden dar muchos más detalles). Pero ahora que sabemos la interpretación gramática e histórica, podemos continuar y edificar sobre este cimiento y hacer aplicaciones más amplias que estarán en perfecta armonía con ella. Por ejemplo, de la misma manera que Pablo pudo vencer todas sus pruebas y mantener su fe, gozo y paz en medio de tantas dificultades extremas, nosotros también podemos aprender de este texto que no importa qué pruebas enfrentemos, que dificultades estemos pasando, seremos capaces de vencer victoriosamente, mantener la fe y no perder nuestra paz y gozo porque Cristo nos da fuerza. Desde aquí, si quisiéramos, podríamos hacer más amplias aplicaciones para personas y situaciones específicas. Por ejemplo, quizás alguien está siendo perseguido en su trabajo por ser cristiano y está siendo tentado a enojarse y desanimarse. No tienen que pecar, porque todo lo pueden con las fuerzas de Cristo. O quizás alguien ha perdido todo y está sufriendo tribulaciones de la misma manera que Job. Él puede perseverar victoriosamente porque todo lo puede en Cristo que le fortalece. Las aplicaciones personales son prácticamente sin fin, pero no importa cómo la apliquemos, debemos tener cuidado que esté en armonía con la verdadera interpretación del texto, y nunca debe contradecirla.  


# 4: Interprétala a la luz del contexto histórico y cultural de los autores y recipientes originales.

Los diversos libros de la Biblia fueron escritos por más de 40 diferentes autores de una gran variedad de trasfondos sociales e históricos, a lo largo de 1.500 años, en tres diferentes continentes, en tres diferentes idiomas y tres diferentes eras durante la historia de la redención. Obviamente, los 66 libros de la Biblia fueron escritos por una variedad de diferentes contextos históricos y culturales. Tenemos que tener en cuenta esto cuando interpretamos la Escritura. Muchos libros en la Biblia tienen un énfasis o propósito específico que el autor intentó de comunicar en un cierto punto de historia, y esto es sumamente importante para una interpretación adecuada.

Por ejemplo, el libro de Mateo fue escrito con la intención de ser leído por una audiencia judía para demostrarles que Jesús es el Mesías prometido de Israel. Por esta razón, muchas tradiciones y costumbres judías son mencionadas en el libro sin ninguna explicación; Mateo obviamente asumía que su audiencia judía le entendería. Entonces, cuando estudiamos el libro de Mateo, tenemos que considerar las costumbres judías a las cuales alude el libro, y también el trasfondo del Antiguo Testamento, que es el cimiento sobre cual Mateo edifica.

Una persona común, leyendo el libro de Mateo sin ningún conocimiento de las antiguas costumbres judías, podría confundirse cuando, por ejemplo, llegaría a estos versículos:
  • El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo. José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente. –Mateo 1:18-19

Algunos quizás puedan pensar: “¿Qué significa estar ‘desposado’? ¡Y espera un momento! ¡Yo pensaba que José y María todavía no estaban casados! Ella fue virgen, pero sin embargo todos sabemos que las personas que se casan consuman su matrimonio. ¡Pero ella igual se quedo virgen! ¿Cómo pudieron haber estado casados? Y luego dice que José quiso divorciarse de ella, lo cual significa que estaban casados. ¿Cómo podría divorciarla si aún no estaban casados y todavía era una virgen?” –Son buenas preguntas, ¿no? Bueno, nos ayudará saber un poco sobre cómo los matrimonios judíos funcionaban en esos días.

La costumbre de esos días era que si una pareja quería casarse (muchas veces los matrimonios eran arreglados), primero serían “desposados”. Este desposamiento era parecido al compromiso moderno; sin embargo era más fuerte y vinculante. El hombre y la mujer estarían desposados y después de ese momento, serían vistos como marido y mujer. Estaban casados, y esto sería vinculante. Sin embargo, ellos no vivían juntos ni tenían relaciones físicas durante este periodo de desposamiento—eso no sucedería hasta que el matrimonio fuera consumado. La mujer todavía vivía con sus padres durante todo este periodo, que duraba aproximadamente un año. Durante ese año, el hombre trabajaría y prepararía un terreno y construiría una casa, alistando todo para su nueva esposa, para que cuando se casen pudieran vivir juntos y empezar una familia. Solo después de ese tiempo tendrían una boda oficial y consumirían su matrimonio y tendrían relaciones físicas. Y ya que el desposamiento era legalmente vinculante, las parejas eran consideradas marido y mujer, y solo un divorcio podía romper ese desposamiento. 

Entonces cuando José estaba desposado a María, aun viviendo separado de él, y preparando para el día oficial de su matrimonio, ¡él descubrió que ella estaba embarazada! ¡Por supuesto, él pensó que ella era promiscua y había sido infiel con él! Pero no quería humillarla públicamente, entonces busco divorciarse de ella y romper el desposamiento antes de que estén casados oficialmente. 

¿Puedes ver como los contextos históricos y culturales de los pasajes pueden verdaderamente enriquecer nuestro entendimiento de las Escrituras? No captaríamos el verdadero significado del texto si intentaríamos interpretar tales pasajes solamente a la luz de nuestras tradiciones y costumbres del Siglo XXI sin tomar en cuenta el contexto histórico del pasaje. A veces es muy importante conocer un poco de la historia y cultura detrás del texto para saber cómo interpretar bien “la palabra de verdad” (2 Tim. 2:15).

Sin embargo, debemos tener mucho cuidado aquí de tener en cuenta la doctrina de la “claridad de la Escritura”. Es decir, toda la Escritura es clara y fue escrita de tal manera que las verdades importantes son simples y pueden ser entendidas por cualquier persona por medio de la ayuda del Espíritu Santo. Ten cuidado de personas que tratan de enseñar ciertas costumbres históricas y culturales afirmando que eso te llevará a una interpretación muy distinta a la que una lectura sencilla del texto nos enseña. No necesitamos leer grandes cantidades de libros históricos y culturales para saber cómo interpretar la Biblia adecuadamente. Si la información es correcta, tales datos puedan enriquecer nuestro estudio de la Biblia; sin embargo, debemos siempre recordar que la Escritura es clara y que solo necesitamos el Espíritu Santo y hambre para Dios para entender lo que es importante. En otras palabras, mientras que una investigación del contexto histórico y cultural de un cierto pasaje de Escritura, no es esencial tener una biblioteca llena de libros para interpretar las Escrituras correctamente. Pero al mismo tiempo debemos tener en cuenta que no podemos ignorar las antiguas costumbres e historia, y no debemos forzar nuestro punto de vista post-modernista y cultura del Siglo XXI al texto de las Escrituras. 
 
# 5: Interprétala a la luz de la Revelación Progresiva.

La Revelación Progresiva es la idea que a lo largo de la historia de la redención (es decir, a través del tiempo en que Dios ha obrado para traer una completa salvación y un conocimiento pleno de Sí mismo al ser humano), Dios se ha revelado al hombre en una manera progresiva, hasta darle una plena revelación de Sí mismo a través de la Persona y obra de Cristo y la finalización del Canon de la Escritura. En otras palabras, a lo largo de la historia del hombre, desde que Adán pecó y la maldición vino sobre el ser humano, Dios se ha revelado al hombre a través de diferentes pactos y obras de gracia. La revelación más plena ha sido dada en el Nuevo Testamento, y por lo tanto el Nuevo Testamento tiene la última palabra sobre cualquier tema del cual habla.

Es muy importante interpretar las Escrituras a la luz del contexto histórico en cual fue escrito durante la historia de la redención, y a la luz del pacto en que se encuentra. Por ejemplo, miremos a un mandamiento en la Ley de Moisés.
  • También el cerdo,  porque tiene pezuñas,  y es de pezuñas hendidas, pero no rumia, lo tendréis por inmundo. De la carne de ellos no comeréis, ni tocaréis su cuerpo muerto; los tendréis por inmundos. –Levítico 11:7-8

Aquí claramente está prohibido comer o incluso tocar el cerdo; es contra la Ley, y considerado como pecado a Dios. Ahora, si tomamos estos versículos y los quitamos del contexto de la revelación progresiva (si los quitamos del contexto del pacto bajo cual se encuentran), y simplemente tomamos este versículo tal como está escrito, aislado de su contexto, entonces vendremos a la conclusión que como cristianos no podemos comer cerdo. ¿Después de todo, estos versículos son la Palabra de Dios, no?

Por supuesto que lo son. Pero Dios ha escogido revelarse en diferentes maneras y a través de los medios de diferentes pactos. Este mandamiento de abstenerse de comer cerdo se encuentra en el Antiguo Pacto, la Ley de Moisés. Fue algo vinculante para el pueblo de Israel, hasta el tiempo cuando Dios traería el cumplimiento de ese pacto y establezca el Nuevo Pacto. Sabemos que a la luz del Nuevo Testamento todas estas regulaciones ceremoniales solo fueron sombras de la plenitud que vendría en Cristo, y que Cristo es el cumplimiento de tales regulaciones legales y ceremoniales:
  • Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo. –Colosenses 2:16-17

Entonces esto nos dice claramente que tales leyes alimenticias fueron “sombras” pero que Cristo es el “cuerpo”, o el cumplimiento, de esas sombras. Por lo tanto, si estamos en Cristo, tenemos la libertad para comer todas las cosas para la gloria de Dios. De hecho, el Nuevo Testamento nos dice en 1 Timoteo 4:1-3 que es una doctrina de demonios el prohibir a otros comer ciertas comidas y que enseñarles a hacerlo es pecado. Luego, sigue y dice:  
  • Porque todo lo que Dios creó es bueno,  y nada es de desecharse,  si se toma con acción de gracias. –1 Timoteo 4:4

Entonces todas las comidas son buenas y no debemos considerarlo pecado si los comemos. Por lo tanto, debemos interpretar la prohibición del cerdo en Levítico 11 a la luz de la más plena revelación que Dios nos ha dado en el Nuevo Testamento. Esto no significa que el Antiguo Pacto no se podría aplicar a nosotros hoy en día, porque todavía es la Palabra de Dios y nos revela quién es Él, así como lo hace el Nuevo Testamento. Sin embargo, debemos darnos cuenta que toda Escritura señala a Cristo, y Él es el cumplimiento de estas regulaciones ceremoniales, y por lo tanto si estamos en Cristo, ya no son vinculantes para nosotros como fueron a la nación de Israel en los tiempos pasados.

Entonces cuando leas las Escrituras, y trates de interpretar un pasaje, recuerda que debes tomar en cuenta la historia de la redención. Interprétala a la luz de qué momento en el tiempo ocurrió durante la historia de la redención, sabiendo que en el Nuevo Pacto tenemos la plenitud de lo que los pactos anteriores aludían, y puesto que ahora estamos bajo el Nuevo Pacto, este tiene la última palabra sobre todo de lo que habla.


# 6: Interprétala a la luz del contexto literario del pasaje.

Esto significa que no podemos arrancar un versículo de su contexto inmediato e intentar de interpretarlo y aplicarlo por sí mismo sin tomar en cuenta los versículos y capítulos a su alrededor, y el resto del libro en donde se encuentra. Cuando un versículo está en cuestión, mira a los versículos antes y después de este, los capítulos a su alrededor, e incluso al libro completo. Trata de averiguar cuál es la línea de pensamiento del autor, y su propósito en escribir el libro, y pregúntate: “¿Qué está tratando de comunicar aquí?” Apégate al punto principal del pasaje como está demostrado por el contexto alrededor, y no trates de arrancar detalles fuera de contexto del punto principal alrededor de esos detalles.

Por ejemplo, miremos el mandamiento de Pablo a Timoteo:
  • No impongas con ligereza las manos a ninguno, ni participes en pecados ajenos. Consérvate puro. –1 Timoteo 5:22

Algunos interpretan esto como diciendo que no debemos imponer manos sobre nadie mientras que oremos por ellos. Y también que sugiere que participaremos en los pecados de otros su imponemos manos sobre ellos cuando oramos. ¿No parece decir eso si miramos solo a ese versículo? Pero hay que leer el contexto más amplio de los versículos anteriores:
  • Los ancianos que gobiernan bien,  sean tenidos por dignos de doble honor,  mayormente los que trabajan en predicar y enseñar. Pues la Escritura dice: No pondrás bozal al buey que trilla; y: Digno es el obrero de su salario. Contra un anciano no admitas acusación sino con dos o tres testigos. A los que persisten en pecar,  repréndelos delante de todos,  para que los demás también teman. Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo,  y de sus ángeles escogidos,  que guardes estas cosas sin prejuicios, no haciendo nada con parcialidad. No impongas con ligereza las manos a ninguno, ni participes en pecados ajenos.  Consérvate puro. –1 Timoteo 5:17-22

El contexto está hablando acerca de los ancianos/pastores en la iglesia. El imponer manos sobre un hombre tiene que ver con ellos siendo ancianos. 1 Timoteo 4:14 confirma esto; ahí leemos que Timoteo fue ordenado por medio de la imposición de manos de los ancianos, y durante ese tiempo, Dios le impartió un don espiritual para cumplir su ministerio. El hecho de que la imposición de manos se refiere a ordenar ancianos es también confirmado por las instrucciones de Pablo en capitulo 3, donde él le explica los requisitos para tales hombres, esperando que Timoteo los reconozca y nombre públicamente (por la imposición de manos). Esta interpretación es confirmada más aun por el resto de las Escrituras donde leemos que el propósito de imponer manos era para ordenar a los hombres al ministerio. En Hechos, encontramos que esto fue una práctica de la iglesia tempana (eje. 6:6, 13:3, 14:23).

Sin embargo, esto no fue el único propósito para la imposición de manos. Jesús impuso las manos sobre muchas personas para sanarles (Marcos 5:23, 6:5, 8:23, 25; Lucas 4:40, 13:13) y a otros para bendecirles (Marcos 10:16). Los apóstoles impusieron manos sobre muchos para impartirles el Espíritu Santo, dones espirituales, sanidad y otras bendiciones sobre muchas personas que no fueron ministros (Hch. 5:12, 8:17-18, 14:3, 19:6, 28:8). Y aun Ananías que no parecía ser apóstol impuso manos sobre Saulo para sanarle de su ceguera e impartir el Espíritu Santo sobre él (9:12, 17). ¡Ciertamente Jesús y los apóstoles no participaron en los pecados ajenos de ellos sobre quienes impusieron las manos! Los apóstoles mismos en realidad fueron instruidos a imponer manos sobre las personas mientras que oraban por sanidad (Marcos 16:18). Entonces, la advertencia sobre imponer manos con ligereza que se le fue dada a Timoteo NO fue hecha con referencia a orar por alguien para la sanidad, o para ser lleno de Espíritu Santo. Esto tiene que ver con ordenando a los hombres como ancianos. En otras palabras, Pablo está diciendo: “No seas pronto para ordenar ancianos en la iglesia. Asegúrate que están plenamente capacitados y maduros, hombres piadosos de la fe, porque si los nombras apresuradamente y no son lo suficientemente capacitados, pueden caer en graves errores y te voy a tener responsable por nombrarlos.”

En casos como estos, el contexto es sumamente importante para interpretar el significado del versículo. Y otra advertencia: No vayas a las Escrituras solamente para encontrar versículos de aquí y allá que confirmen tus ideas preconcebidas, usándolas solamente para respaldar tu punto de vista ya establecido. Estudia con una mente abierta y un corazón abierto, en humildad, permitiendo que el Señor te muestre el verdadero significado de las Escrituras y que te corrija si estás equivocado. Cuando estudies versículos específicos de un libro particular con mucho detalle, es también sabio leer el libro entero varias veces para captar las ideas y los temas principales antes de tratar de disecar los versículos particulares con profundidad. El contexto es clave. 

Hay una historia de una pobre alma que ignoro el contexto y tomó una Biblia, buscando dirección de Dios. Él oró: “Dios, dame una palabra tuya y muéstrame qué debo hacer.” Luego abrió su Biblia y al azar, con sus ojos cerrados, puso su dedo sobre la página y leyó el versículo sobre cual estaba su dedo. Era Mateo 27:5: “Y arrojando las piezas de plata en el templo, salió, y fue y se ahorcó.” Trastornado, el hombre le pregunto a Dios: “¿Qué me estás tratando de decir?” Entonces lo hizo de nuevo, y esta vez su dedo cayó sobre Lucas 10:37 donde Jesús dice: “Ve, y haz tú lo mismo.” –¡Ese es un ejemplo excelente de por qué es muy importante leer la Biblia en su contexto literario!


# 7: Permite que la Escritura interprete la Escritura.

Este principio viene de la verdad que la Biblia es la inspirada Palabra de Dios. Puesto que cuando la Biblia habla Dios habla, y que Dios es siempre verdadero y nunca puede mentir, promover el engaño, ni contradecirse, entonces toda la Escritura es verdadera y nunca podría enseñar el engaño ni contradecirse. Después de todo, si hay una contradicción que consiste de dos declaraciones opuestas, las dos no pueden ser correctas. Toda Escritura es absolutamente verdadera, y dentro de las Escrituras se encuentran doctrinas importantes que se enseñan a través de toda la Biblia. Entonces, basándonos en estos hechos, la Escritura es la intérprete más absoluta, autorizada e infalible de sí misma. El mejor comentario de un cierto versículo son otros versículos en la Biblia que tratan con el mismo tema porque nunca se equivocan.

Ya que “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar” (2 Tim. 3:16), cualquier cosa que diga la Escritura puede ser usada para establecer una doctrina sobre cualquier tema del cual está hablando. También, todo lo que la Escritura enseñe de una doctrina particular es verdadera y está en perfecta armonía consigo misma. Entonces, cuando estudiamos sobre una doctrina en la Escritura, podemos compilar versículos relevantes de diferentes partes de la Escritura, de diferentes libros en la Biblia, y juntarlos de tal manera como para acumular una enseñanza sistemática sobre ese tema. Por supuesto que cuando hacemos esto tenemos que tener mucho cuidado de estudiar y conocer los contextos de cada versículo que estamos usando e interpretar cada uno caso por caso, siendo cuidadosos de interpretar cada versículo correctamente. Al mirar a todos los versículos en la Biblia que enseñan sobre un cierto tema o doctrina, y al estudiar cada uno en su orden y contexto, podemos asegurar que nuestras interpretaciones están en armonía con la Biblia en su totalidad.

Adicionalmente, es especialmente útil que al comparar la Escritura con la Escritura, no solo compilemos los versículos que parecen decir lo mismo y estén de acuerdo con el/los versículo(s) en cuestión, pero a menudo es muy útil buscar versículos que aparentemente contradigan el/los versículos(s) en cuestión. De esta manera, podemos retar nuestras conclusiones y ayudar a mantener nuestras interpretaciones dentro de un equilibrio sin ir a los extremos.

Lo ilustraremos. Hay que decir que estamos estudiando el tema de “justificación por fe”. Venimos al siguiente versículo:
  • Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo. –Romanos 5:1

Al leer este versículo, aprendemos que la justificación es por fe. Pero este versículo en sí mismo no dice claramente que la justificación viene solamente por la fe. Entonces preguntamos: “¿Es las justificación por medio de la fe además de las obras, o solamente por la fe? Algunos otros versículos anteriores en el libro de Romanos nos dan la respuesta; por lo tanto interpretaremos la Escritura con la Escritura:
  • Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley. –Romanos 3:28
  • Mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia. –Romanos 4:5

Entonces ahora aprendemos que la justificación es por fe aparte de “buenas” obras. Para recibir la justicia de Dios por la cual podemos ser aceptados ante Él y tener vida eterna, tenemos que dejar de confiar en nuestras buenas obras y creer solamente en Cristo, el Único que justifica al impío. Romanos 4:5 nos enseña que Dios nos acepta mientras que todavía somos pecadores impíos en base a nuestra fe solamente en Cristo, y esto excluye cualquier posible buena obra que podamos hacer. La interpretación está declarada claramente y está en perfecta harmonía con el resto de las Escrituras. Así que, en nuestro ejemplo, los segundos versículos que miramos nos ayudaron a interpretar el primer versículo en cuestión, y por lo tanto llegar a una conclusión más específica y sana.

Y si quisiéramos continuar nuestro estudio de la justificación por fe, podríamos mirar a muchos otros versículos que enseñan sobre este tema, como Lucas 7:50, Juan 5:24, Hechos 13:39, Efesios 2:8-9 y Gálatas 3:22, para nombrar solo algunos. Todos estos versículos enseñan que la justificación es por la gracia de Dios a través de la fe en Cristo sin tomar en cuenta nuestras obras. Pero entonces, debemos balancear nuestro estudio para ver cómo encajan las buenas obras y obediencia en todo esto. Para hacer esto, podemos ver versículos como Santiago 2:14-26 y Efesios 2:10, que enseñan que la verdadera fe producirá buenas obras. En otras palabras, al comparar nuestra conclusión que la justificación es solamente por fe sin obras con otras Escrituras que dicen que las obras son necesarias como el fruto y la evidencia de una fe verdadera, vendremos a la conclusión que solo porque somos salvos solamente por fe, esto no nos da una licencia para pecar (Jud. 4). Los que verdaderamente creen en Cristo vivirán un estilo de vida de santidad y obediencia a Dios que demuestra que su fe es verdadera, y que si alguien dice tener fe en Cristo pero no le obedece, esa fe no es la verdadera fe que justifica y salva (Mat. 7:21-23). Así que, mientras que las obras no nos salvan, la verdad es que si tenemos una fe verdadera, nuestras vidas serán transformadas y tendremos buenas obras que glorifican a Dios en respuesta a Su gracia. Por lo tanto, aunque somos justificados solamente por la fe, las obras son la evidencia que hemos venido a conocer a Dios y serán el resultado de nuestra fe. Se puede aprender todo esto al estudiar los versículos que dicen que las obras y la obediencia son necesarias para los que dicen que creen en Jesús, y armonizarlas con los que enseñan que la salvación es solamente por gracia por medio de la fe. 

Entonces, cuando estudiemos  e interpretemos la Biblia, debemos tener mucho cuidado de comparar, diligentemente, la Escritura con la Escritura, examinando cada conclusión a la cual venimos sobre un versículo específico con el resto de lo que enseña la Escritura. Recuerda que ninguna interpretación correcta jamás podrá contradecir lo que está escrito en el resto de la Biblia. 


# 8: Permite que la Biblia ilumine lo que no es claro.

Aunque todo lo que necesitamos saber para ser salvos y conocer a Dios es extremadamente claro en las escrituras, queda el hecho de que algunos textos son difíciles de interpretar. Aun el apóstol Pedro reconoció esto (2 Ped. 3:16). Entonces, ¿qué debemos hacer cuando nos encontramos con versículos que son difíciles de entender?

Lo que debemos hacer es, de acuerdo con el último punto que miramos (permitiendo que la Escritura se interprete a sí misma), debemos ir a las Escrituras que son claras y usarlas para iluminar las cuales que nos dan más dificultad. Sabiendo que no puede haber ninguna contradicción, podemos reducir las posibles opciones que tenemos para interpretar las partes no claras. Así que, en reducir nuestras elecciones, podemos llegar a una interpretación mejor y más probable.

Veremos un básico ejemplo que claramente ilustrará este punto. Hay que decir que estamos leyendo el libro de Apocalipsis, y en capitulo uno, llegamos a los siguientes versículos:
  • Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete candeleros de oro, y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro. Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como llama de fuego; y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno; y su voz como estruendo de muchas aguas. Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza. –Apocalipsis 1:12-16

Ahora, después de leer esto, nos preguntamos: ¿Qué rayos representan los siete candeleros? ¿Y qué significan las siete estrellas? A la primera vista, el significado de esto no parece ser muy claro. Pero solamente porque el significado no es inmediatamente claro para nuestro entendimiento no nos da derecho de inventar cualquier interpretación que queremos. En vez, siguiendo los principios de leer la Escritura en su contexto literario y permitiendo que la Escritura interprete la Escritura, debemos continuar leyendo el resto del capítulo, esperando que después estos versículos confusos se aclaren. Al continuar a leer el capitulo, llegamos a estos versículos: 
  • Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas;  yo soy el primero y el último; y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades. Escribe las cosas que has visto,  y las que son, y las que han de ser después de estas. El misterio de las siete estrellas que has visto en mi diestra, y de los siete candeleros de oro: las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias, y los siete candeleros que has visto, son las siete iglesias. –Apocalipsis 1:17-20

Estos versículos dan más claridad a los anteriores. Aquí nos dicen que los siente candeleros son las siete Iglesias (de las cuales se hablan en capítulos 2 y 3) y que los siete candeleros son los ángeles de las siete iglesias. Por lo tanto hemos permitido que los claros versículos iluminen a los que no son claros, y en hacer esto, nos hemos ayudado a nosotros mismos a llegar a una mejor interpretación. Esto es un ejemplo muy básico, y de hecho que hay versículos más difíciles que estos, pero sirve como un ejemplo para el propósito de la ilustración. 

Siguiendo este principio, no te abrumes con pasajes que parecen ser demasiados difíciles para entender. Si al principio tienes un tiempo muy difícil con ciertos pasajes de Escritura, simplemente anótalo y sigue leyendo. Es muy probable que más adelante te encuentres con algo que aclare lo que antes no entendías. De esta manera, podemos evitar que nos obsesionemos con los asuntos de menor importancia o de crear una doctrina entera de algo que es tan oscuro. Permita que las partes de las Escrituras que son fáciles de entender expliquen las partes que son más difíciles de entender.


# 9: Ten en cuenta el espíritu del pasaje y no solo la letra.

Mencionamos anteriormente que las Escrituras deben ser interpretadas en el sentido literal y sencillo del lenguaje al menos que obviamente sea simbólico o en sentido figurado. Esto no significa, sin embargo, que nos apeguemos a una fórmula estricta y literal y que nos olvidemos por completo del espíritu del texto. Tenemos que tener mucho cuidado de permitir que el texto de Escritura hable por sí mismo y recibir la verdad comunicada por medio del texto según el espíritu de ello, y no solo según su letra.

Ilustraremos esto con las palabras de Jesús en el Sermón del Monte.
  • Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo,  y diente por diente. Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra. –Mateo 5:38-39

¿Esto significa que literalmente cada vez que alguien nos hiera en la mejilla derecha, debemos quedarnos ahí y dar la otra mejilla y retarles que nos peguen otra vez? No. ¿Esto significa que si alguien nos pega una vez, debemos dar la otra mejilla, pero si nos pegan otra vez, ya no tenemos que darles la mejilla, y después de la tercera vez les podemos pegar? ¡Absolutamente no! El espíritu detrás del texto es lo que es importante. En decir esto, Jesús en realidad estaba prohibiendo que tomemos venganza o violencia personal, ilustrando como el Señor espera que tengamos amor, paciencia y misericordia hacia nuestros enemigos. De hecho, Jesús le dijo a Sus discípulos en otro lugar que si eran perseguidos en una ciudad, que vayan a la siguiente ciudad (Mat. 10:23). ¡Él no les dijo que se queden ahí y permitan que les peguen y les maten! Lo que es importante es el espíritu detrás sus palabras. Es decir, debemos tener la actitud de corazón que prefiera amar, perdonar y bendecir nuestros enemigos en vez de tomar algún tipo de venganza sobre ellos (ver Mat. 5:44-45, 6:12, 14-15 para paralelos al Sermón del Monte).

De hecho, mucho de lo del Sermón del Monte está corrigiendo los errores de los fariseos que enseñaban la letra de la Ley pero ignoraban el espíritu de la Ley. Ellos pensaban que podían divorciarse y casarse de nuevo con los que querían y que podían mirar con lujuria siempre porque no había un mandamiento estricto contra eso; sin embargo Jesús enseño que el espíritu del mandamiento “No cometerás adulterio” prohíbe tales prácticas (Mat. 5:27-32). 

Los fariseos en realidad habían torcido el significado de la Escritura tan horriblemente que ellos aceptaban la letra pero ignoraban el espíritu de ello de tal manera que por sus tradiciones contradecían lo que estaba escrito. Por ejemplo, ellos leían en la Ley:
  • Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos. —Deuteronomio 6:6-8

Entonces, para hacerse parecer más santos que los demás, los fariseos inventaron una caja pequeña que atarían alrededor de sus cabezas llamada “filacteria”. Dentro de la caja había pequeños pergaminos en que estaban escritos versículos de Escritura. Ellos ignoraron el espíritu de la Escritura y lo convirtieron en una costumbre literal de amarrar una caja de Escritura a sus frentes. Por supuesto, el Señor Jesús les reprendió por tales costumbres que no eran nada más que una vana demostración del orgullo religioso de ellos (Mat. 23:5). Deuteronomio no estaba diciendo que literalmente debemos amarrar una caja de Escritura a nuestras frentes, estaba diciendo que siempre debemos meditar en la Palabra de Dios y siempre tenerla en nuestras mentes.

Entonces cuando interpretes la Biblia, ten cuidado de las interpretaciones que no capten el corazón de Dios al ignorar el espíritu detrás de lo que está escrito.


# 10: Ten en cuenta el género del pasaje.

La Biblia usa muchos tipos de géneros y figuras retóricas. Se debe tomar en cuenta a cada uno, caso por caso. Dios usó el lenguaje humano para revelar Su Palabra y al hacerlo Él uso todo tipo de expresiones humanas. Debemos recordar que nuestra hermenéutica significa tomar cada pasaje de Escritura literalmente en todo tiempo al menos que obviamente sea una figura retórica. En el caso de una figura retórica, debemos descubrir la verdad literal detrás de lo que la figura retórica representa, usando otros pasajes de Escritura para aclarar nuestros versículos en cuestión, permitiendo que la Escritura interprete la Escritura.

Cuando te acercas a un texto de Escritura, y es obvio que es una figura retórica, entonces pregúntate: ¿Qué tipo de género literal es este pasaje? Debemos interpretar cada pasaje de acuerdo con el género en que pertenece. Las Escrituras usan una gran cantidad de figuras retoricas, incluyendo metáforas, hipérboles, símiles, alegorías, sarcasmo, tipos proféticos, parábolas y más. En cada caso, es claro a la mente razonable que una figura retórica está siendo usada. Sin embargo, ten cuidado a no decir que algo es figurativo cuando es literal (como los seis días de la creación o Jesús caminando sobre las aguas). La Biblia está llena de acontecimientos extraordinarios y milagrosos que no podemos explicar; pero solamente porque no los podemos explicar no significa que no son acontecimientos literales que verdaderamente ocurrieron. Debemos aceptarlos por fe. También debes tener cuidado de no tomar algo figurativo y entenderlo como algo literal (como el “odiar” a tu padre y tu madre, ver Lucas 14:26). Haciendo tales cosas resultará en la herejía. Pero no obstante, no tenemos que preocuparnos, pues ya que la Escritura interpreta la Escritura, la Biblia misma nos impedirá que hagamos una interpretación errada siempre y cuando comparemos la Escritura con la Escritura.

Por ejemplo, leamos las palabras de Jesús:
  • Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos,  y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo. –Lucas 14:26

Aquí Jesús está diciendo que tenemos que “odiar” a todos, incluyendo a nosotros mismos, para ser verdaderos discípulos de Él. ¡Pero espera un momento! ¿No enseñó Jesús que el segundo más grande mandamiento es amara a todo el mundo como a nosotros mismos (Mat. 22:39)? ¿Y qué debemos honrar a nuestros padres y madres y a amar a los demás (Mat. 19:19)? ¿Hay una contradicción aquí? ¡De ninguna manera! Lo que Jesús está haciendo en Lucas 14:26 es usar una hipérbole (una figura retórica que utiliza la exageración) para enfatizar una verdad. Él está diciendo que nuestro amor por Él debe ser tan grande, y Él debe ser una prioridad tan grande en nuestras vidas, que aun el amor por los que amamos más debe parecer como odio en comparación. Es decir, Jesús exige ser el número uno en nuestras vidas, y no tolerará el ser el segundo en nuestro amor ni devoción. El ser un discípulo de Cristo demanda un servicio de todo el corazón. Él debe ser nuestro Señor y Rey, y una vez que seamos Sus discípulos, no perteneceremos a nosotros mismos, sino que el único propósito de nuestras vidas será glorificarle a Él. Esta interpretación está en armonía perfecta con el pasaje paralelo que se encuentra en Mateo:
  • El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará. —Mateo 10:37-39

Al leer este pasaje aprendemos que nuestra interpretación fue correcta. Debemos amar a Jesús más que a cualquier otra persona, incluso a nosotros mismos. Si no lo amamos de esta manera, no somos dignos de ser sus discípulos.

Nota primero como que antes de todo fue el sentido común que nos enseño que las palabras de Jesús en Lucas 14:26 no eran exactamente literales. Y luego nota como el resto de la Biblia nos ayudó interpretar esta figura retórica mientras que continuamos a estudiar. Sabíamos que no podía significar que literalmente debemos “odiar” a todos porque eso contradeciría lo que el resto de las Escrituras dicen, incluso lo que Jesús mismo dijo. Entonces cuando comparamos la Escritura con la Escritura, aprendimos el verdadero significado del pesaje. Pero también nota que solo porque fue una figura retórica, no la tratamos de razonar y decir: “O, eso simplemente no quiere decir lo que está diciendo”. En vez, inmediatamente buscamos determinar la verdad literal representada por la figura retórica. 

Un género de la literatura de la Biblia que es comúnmente malinterpretado son las parábolas de Jesús. Estas deben ser interpretadas de una manera diferente que los otros pasajes de Escritura por su naturaleza única. El error más común que las personas hacen es prestar demasiada atención a los detalles de las parábolas y establecer doctrinas de esos detalles. Esto está equivocado, porque cada parábola no ha sido diseñada a enseñarnos un montón de doctrinas o de ser disecada punto por punto y aplicadas en diferentes maneras. En vez, cada parábola tiene una enseñanza principal que Jesús quiso comunicar. Más allá de ese punto principal, es muy peligroso tratar de usar una parábola para respaldar otras doctrinas. Cuando interpretamos una parábola, debemos preguntarnos: “¿Qué es el punto principal que Jesús está tratando de enseñar?” Entonces, debemos pegarnos a ese punto principal y evitar tratar de descifrar la parábola para encontrar otros puntos. 

Una parábola comúnmente malinterpretada es la del Hijo Prodigo. Puedes leerla en tu Biblia en Lucas 15:11-32. A menudo se usa esta parábola para hablar sobre el “reincidente” que en algún tiempo fue salvado y perdió su salvación, y después se arrepintió y gano su salvación de nuevo. Esta parábola es comúnmente usada para respaldar el punto de vista que uno puede perder su salvación. ¿Pero es esto lo que Jesús nos quiso enseñar? ¿De verdad fue intención enseñar que la salvación de puede perder?

El contexto en que Jesús cuenta la parábola es sumamente importante para determinar su interpretación. En este caso, nota como el contexto es una reprimenda al orgullo religioso de los fariseos que menospreciaban a los pecadores con quienes Jesús comía y hablaba (ver Lucas 15:1-2). Esta parábola era una reprimenda a la soberbia de los fariseos y líderes religiosos que menospreciaban a los pecadores en vez de amarlos. El punto principal es demostrar el verdadero corazón de Dios que viene a los pecadores y se deleita en salvar a los hombres. Dios no rechaza a los pecadores que quieren arrepentirse y venir a Su casa. Los fariseos estaban equivocados, ellos eran los que no entendieron el corazón de Dios, y Jesús estaba correcto en comer con los pecadores. Esta es la enseñanza de la parábola, y entraremos en el error si vamos más allá de eso a cada otro detalle en ella.  

La parábola no puede ser usada para enseñar que uno puede perder la salvación. ¿Por qué? Porque eso no fue el punto que Jesús quería hacer. Además, si lees los detalles de esa manera, entonces te encontraras con otro problema: Si el hijo prodigo fue salvado, y después perdió su salvación, y luego fue salvo otra vez, ¿entonces qué del hermano mayor en la parábola? El hermano mayor obviamente representa los fariseos orgullosos. Sin embargo él nunca se fue de la casa, y la parábola dice que él siempre obedecía los mandamientos del padre (v.29). Entonces si estar en la casa del padre significa que uno es salvo, ¡de acuerdo a ese mismo estándar debemos decir que los fariseos también fueron salvos! Pero es obvio que los fariseos fueron malvados y muchas veces Jesús les reprendió y advirtió que si no se arrepintieran se perderían. Así que, descubre el punto principal de la parábola, y no uses los detalles para respaldar doctrinas que estos no enseñan. ¡Si no, puedes terminar usando las parábolas para enseñar cualquier cosa que quieras!

Ahora, miremos a la parábola que Jesús dio acerca del juez y la viuda:
  • También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar, diciendo: Había en una ciudad un juez, que ni temía a Dios, ni respetaba a hombre. Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él, diciendo: Hazme justicia de mi adversario. Y él no quiso por algún tiempo; pero después de esto dijo dentro de sí: Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre, sin embargo, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia, no sea que viniendo de continuo, me agote la paciencia. Y dijo el Señor: Oíd lo que dijo el juez injusto. ¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles? Os digo que pronto les hará justicia.  Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra? –Lucas 18:1-8

El punto de la parábola es que Dios contestará las oraciones y los llantos de Su pueblo cuando perseveran en oración y fe. La parábola ilustra poderosamente esta verdad. Sin embargo, esto es lo único que enseña, y aunque podemos hacer aplicaciones más amplias, no debemos leer doctrinas en los detalles. En este caso, el hacerlo resultaría en herejía, ya que el juez representa Dios el Padre. Pero el juez no “temía a Dios, ni respetaba al hombre”, y ni estaba preocupado por la justicia hasta que fue tan fastidiado que concedió la petición de la viuda. Por supuesto, no podemos aplicar estas cosas a Dios nuestro Padre, porque Él es santo, perfecto y un justo juez (Sal. 7:11).

Hay muchos otros tipos de figuras retóricas en la Biblia, pero al estudiar las Escrituras y sumergirte en las enseñanzas de la Biblia, mejorarás más y más en interpretar y aplicar los pasajes que a una vez parecieron difíciles. Solamente usa el sentido común, y ora que el Espíritu Santo te guie a toda verdad, y asegúrate que muy profundamente examines y compares cada interpretación con el resto de lo que enseñan las Escrituras.

Finalmente, se tiene que decir algo acerca de los tipos proféticos en el Antiguo Testamento. Estos son acontecimientos de los cuales hablan las páginas del Antiguo Testamento y que ilustran la verdad sobre Jesucristo. El Antiguo Testamento está lleno de ello del principio hasta el final, y todos señalan a Cristo. Por ejemplo, el acontecimiento de Abraham ofreciendo su hijo Isaac y Dios proveyendo el cordero de ofrenda como un sustituto es un tipo profético de Dios ofreciendo Su Hijo como un sustituto para los pecadores. Cada libro del Antiguo Testamento tiene tales tipos proféticos. En el caso de estos, ten en cuenta que estos acontecimientos fueron literales, realmente ocurrieron, pero fueron decretados por Dios a ilustrar el Evangelio, y por lo tanto usan muchos símbolos en medio de los acontecimientos que son sombras proféticas de Cristo. Entonces, cuando leas el Antiguo Testamento, presta atención y cuidadosamente busca estos tipos proféticos que señalan a Cristo. Cada uno se puede leer literalmente, pero detrás del texto lleva una verdad espiritual que se relaciona con el Evangelio. Así que cuando leas la Escritura, siempre usa la hermenéutica histórica y gramática de interpretar literalmente en todo tiempo al menos que el lenguaje obviamente sea figurativo o simbólico; pero al mismo tiempo ten un punto de vista que está centrado en Cristo, esperando que todas las Escrituras testifiquen de Él. Busca que Cristo sea revelado a través de todas las páginas de Escritura. En el Evangelio de Lucas, leemos acerca de cómo Jesús hizo esto después de su resurrección:
  • Y comenzando desde Moisés,  y siguiendo por todos los profetas,  les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían. –Lucas 24:27

Usando las Escrituras del Antiguo Testamento, Jesús expuso a los discípulos los tipos proféticos que señalaban a Sí mismo. Él es el hilo escarlata que está entretejido en la tela del Antiguo Testamento. Busca cuidadosamente, y ahí lo encontrarás.

EN CONCLUSIÓN Entonces esos son los diez básicos principios que debes tener en cuenta cuando estudies la Biblia. El ponerlos en práctica te ayudará tremendamente a ser un mejor estudiante de la Palabra de Dios y aplicar las gloriosas verdades de Dios a tu vida. Muchos de estos pasos quizás te parezcan complicados ahora; si es así, no te preocupes. Solo has lo mejor que puedas y asegúrate que tu corazón está sometido completamente al Espíritu Santo. Mientras que continúes leyendo las Escrituras, te convertirás más y más experto en la Palabra de justicia.
  • Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño; pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal. –Hebreos 5:13-14

El manejar con precisión la Palabra de verdad y el crecer para poder digerir el alimento sólido de la Palabra solo vienen a lo largo de mucho tiempo y estudio. Lo más que verdaderamente te devotes a estudiar para conocer a Dios, lo más que el Espíritu Santo derramará Su verdad a tu alma. No seas flojo en tus estudios de las Escrituras, pero se diligente y celoso para saber la verdad. Permite que tu alma tenga un hambre constante para el alimento de la Palabra. No estés contento con el conocimiento de la Palabra que ahora tienes, pero siempre esfuérzate en aprender más y más de Dios. Jesús dijo:
  • Cuídense de lo que oigan. Con la medida con que ustedes midan, se les medirá, y aun más se les dará. Porque al que tiene, se le dará más, pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. –Marcos 4:24-25

Lo más que abramos nuestros oídos espirituales para oír la verdad de la Palabra de Dios, y lo más que nos dedicaremos a estudiar las Escrituras con un corazón puro, la más verdad y poder derramará Dios sobre nosotros. El conocer la Biblia y obedecerla resulta en innumerables bendiciones, pero no hay excusa para la ignorancia y desobediencia.   
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PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR:

  1. ¿Qué significa el término “hermenéutica”?
  2. ¿Por qué debe ser nuestro gran deseo interpretar la Palabra de Dios correctamente? ¿Puedes dar algunas razones que no fueron mencionadas en esta lección?
  3. ¿Tiene alguien que ser salvo antes de poder verdaderamente entender y aplicar la Palabra de Dios? ¿Por qué o por qué no? Comprueba tus respuestas usando las Escrituras.
  4. ¿Cuál es la regla primera y más importante de interpretar las Escrituras?
  5. ¿Deben las Escrituras ser siempre interpretadas literalmente? ¿Qué debemos hacer cuando encontremos una figura retórica?
  6. ¿Cuántas interpretaciones tiene cada pasaje de Escritura? ¿Cuántas aplicaciones tiene cada pasaje de Escritura?
  7. ¿Cuál es el peligro de tratar de interpretar las Escrituras solamente a la luz de nuestras culturas y costumbres modernas?
  8. Aparte del Espíritu Santo, ¿cuál es el único interprete infalible de las Escrituras? (pista: ver punto número 7)
  9. ¿Qué debemos hacer cuando encontremos pasajes difíciles y obscuros que nos confunden?
  10. ¿Puedes dar otros ejemplos de veces cuando escuchaste a alguien usar las parábolas de Jesús para enseñar algo que no fueron diseñadas a enseñar?
 
Fuente: http://www.cristianismobiblico.com/la-hermeneutica---como-interpretar-la-biblia.html

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